Aprender a mirar
con benevolencia;
a ser extraño que
desde fuera me ve
sin juicio o sentencia.
Aprender a mirar desde alto
cual pájaro que otea
las luces y sombras
reflejadas en el suelo,
muy abajo.
Aprender a librar
mis guerras, tratando
de evitar montar
demasiadas trincheras
en mis contiendas.
Aprender a sortear
minas en tierras
intentando eludir
saltar por los aires…
-propias y ajenas-.
Aprender a nadar
guiado, mecido
por corrientes benignas,
dejándome llevar
por torrentes, por arroyos.
Aprender a ser
centro sin aires
de un vórtice,
ciclón y torbellino,
remolino inestable.
Aprender a leer
más allá de mis labios
y apreciar -entender-
lo que narraba
mi mente.
Ahora toca cambiar
infinitivo por
pretérito perfecto
-simple-. Siempre.
Poema que forma parte del libro «Tú, yo y el mundo».
Enhorabuena Carlos, me encantó. Saludos
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Muchísimas gracias, creo que es una tarea que nos toca a todos…
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