No te castigues con el interrogante de
¿qué pensará?
Mi duda,
¿por qué no se lo preguntas?
Serás valiente si pierdes el orgullo
y encuentras cuál es el dolor y su causa;
ya tratarás de solventarlo,
pero, primero,
vete al grano del meollo y del asunto que, siempre,
está en el corazón.



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