Las aguas debidas

Exhibía el desgaste

de esas paredes con los pies atestados de cáscaras,

los versos que se pudren por pretéritos

los enclaves obviados en el musgo

que emergen del abstracto de una tierra

llena de pedregales desmemoriados.

Abreva la vigilia

en esta hora debida y siento un cauce ardido

un estruendo cesado e impotente.

El fondo de tristeza de cada calavera

que hierve aún de pasados.

Volvía a escribir             

en la noche extendida, bajo el vientre

arriba en la memoria de los ríos.

Viré de las erratas y de los extramuros

como un amanecer desde las aguas

igual a ese engranaje, despistado y constante,

que herido en óxidos inevitables

contribuía en versos necesarios.

Las raíces sin flores del gran huerto de nadie.

Trepaderas establecidas,

y estableciéndose.

Publicado por fjaviercardenas

Mastico literatura como forma de vida. El café oscuro con leche o sin ella, amante fiel de la poesía y aprendiz en narrativa.

3 comentarios sobre “Las aguas debidas

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