Poesía pueden ser tus ojos

Poesía pueden ser tus ojos,
o esa manera en la que miras
y conversas,
y no dices nada.

Poesía pueden ser esas formas tuyas
de no saber qué hacer con las manos,
perdidas en unos bolsillos vacíos,
redondeando la pelusa de los pliegues
con las uñas.

Poesía es el descaro,
la tentación que sufren dos cuerpos
que desean fundirse;
la sensualidad con la que marcas cada paso,
las mañanas observando tu pupitre solitario,
libre.

Poesía pueden ser las noches repasando tus fotos,
la imagen de tu piel desnuda,
la retina con tus curvas bocabajo;
el pie que vibra enervado por verte,
la esnifada de la estela de tu aroma
cuando pasas con tu bolso bajo el brazo.
Poesía es no tener palabras
pero sí versos,
echarte de menos
y no conocerte,
rotular lo nuestro
y llamarlo de algún modo,
esperar a que pase la semana
para coincidir solo un instante
en un lugar cualquiera.

Poesía son tus clavículas
cuando giras la cabeza al otro lado,
soñar contigo,
pensar en ti antes de acostarse y no poder dormirse,
no atreverse a mirarte por si acaso me despojas de mis seguridades
y dejo de creer
en todo.
Poesía pueden ser tus piernas,
o los jueves,
o tus labios.
Poesía es inventar finales,
conformarse con la eternidad de tus pupilas,
no acabar
este escrito
como quieres.

3 comentarios sobre “Poesía pueden ser tus ojos

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