No hace años
que me bañas,
ni hace días
que me asedias,
ni hace horas
que me azoras.
Pero sí,
te avizoro en mis horas
y las horas se hacen días,
te me irradias en mis días
y los días son semanas,
te me emanas en semanas
que se imanan, se hacen meses;
tú mis meses estremeces
cuando en ellos tú me meces…
Pero no;
en mis señas no eres años.
En la estampa de mi tiempo
hace años
eras sueño.
Diego Mattarucco
diegomattarucco.com
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