Cuánto daño en tus inviernos.
Cuánto frío en tus mentiras.
Cuánto miedo en tu silencio.
Cuánto agrieta
esta censura
opaca de amor.
Amor y fisura,
de la mano y a tientas
por la antesala oscura
de la piedad de tus mentiras.
Apiádate con verdad.
Déjame elegirlo,
pósalo en mi mano.
Y deja que lo riegue
con la cruda realidad.
O con señales de humo.
Pero dilo.
Quiéreme o fóllame.
Ábreme en canal,
dímelo a la cara.
Deja que siga queriéndote
o que siga follándote
y sigas siendo ortogonal
coincidente adireccional.
Déjame que diga no
cuando me duela.
Déjame que diga sí
cuando yo quiera.
Desvincúlate de compromiso,
o no.
Que nazca la fiera,
que muera el telón.
Que salga la duda de esta habitación.

Deja una respuesta