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Ascensión: después de todo y antes de nada

Por fin nos encontramos
y nuestro amor trascendió a la cúpula
donde residen los amores más reales
y más níveos.

Aunque no fue por fin,
porque no esperamos nunca a encontrarnos
y nos encontramos solo cuando el tiempo irreparable
nos puso ante nosotros
el momento de devolvernos allí de dónde fuimos
y ya no éramos.

Aunque no nos encontramos tampoco,
la vida nos puso en el ocaso
frente a frente
en simientes nuevas
que vienen tras las despedidas más amargas
y aceptadas.

Aunque tampoco el amor trascendió a la cúpula
donde residen los amores más reales y más níveos.
Eso pudiera ser después.

El amor esperaba todavía
en el limbo de los amores que desisten de ser amor
pero que siempre serán amores
y un imperceptible génesis de un afecto que todo lo traspasa
atravesó las manos y se fue al pecho
buscando el cuidado,
el cariñoso capricho del anhelo
un segundo.
Siempre debe ser por un solo segundo.

Todavía no había trascendido el amor a la cúpula
donde residen los amores más reales y más níveos.
Fueron necesarios siete días
para que las palabras escalasen al limbo
donde ya no se comparte.

Al más allá de la cúpula
solo se puede ir solo.

Remei Manzanero
reinterpretaciones.blogspot.com
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