Parto el telón en dos, en dos vientres gemelos.
La luz inunda ahora cada agujero, o surco
y respiro, edifico el camino hacia nadie.
La calle va exponiéndose: anuncios muertos, árboles
doblados por la luz de un letrero incorrecto
—hondamente, además—, y personas, muchísimas
personas siendo armarios de ceniza
que te arrancan un estornudo al paso.
Los animales terminan por desgranarse igual
al diente de león tras una brisa exacta,
y paseo, edifico el camino hacia nadie.
Me bostezo de plásticos, mato a la misma araña
vez tras otra en mi círculo, mi giro hacia el crepúsculo
y persisto estas tierras, las mismas siempre, siempre,
siempre el mismo sendero, la misma casa vieja
invariable, y camino, piso la huella en ayer,
me juro, me perjuro no hacerlo, no insistirme
pero regreso siempre. Siempre, siempre, y camino.
F Javier Cárdenas
@javicarden5
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