Y aunque te corte de raíz
y cambie el patrón de tus tejidos en mi piel,
siempre tendrás el privilegio
de llevarte una parte de mí, contigo.
Porque jamás podré arrancarte del pecho
un recuerdo, el mío.
Del que te hiciste dueño;
lo hueles,
le lloras,
duermes junto a él
en el espacio vacío de la cama.
A veces lamento
que cargues con tu espalda ese peso muerto.
Ese alguien dejó de ser hace años
y pierdes el aire por una sombra,
una estela que dejé
cuando casi me ahogo en tus olas.
Te atormentas por el calor de luna,
de alguien que no tenía luz propia.
Sueñas con la jorobada muda,
que perdía sus pestañas en tu mirada.
Y solo así,
seguirás teniéndome,
como quién guarda un reloj viejo
quieto y sin engranes.
Más nunca volveremos a ser,
porque alguien que se enamoró de la semilla
no es capaz de mirar arriba
cuando florece.
Paulina Santamarina
@apulso_writer
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