«El invierno se encargó de todo. Y también el viento.»
Guido Mina di Sospiro
La otra noche volví a soñarte, tan real, el mismo lugar de siempre: el paraíso. El cielo arriba y la tierra bajo nuestros pies. No albergábamos pasado en las manos ni futuro en los ojos. Presencia y presente, nada más. La suficiencia sin necesidad, el sin-deseo de las desilusiones. Eso soñé. Las medias verdades no estaban, los créditos de la película llevaban tu nombre y las tomas falsas eran todas mías. Por eso era real.
En los días que son como hoy, los de mucho viento, de esas ráfagas que te congelan, el abrigo no me quita el frío, pues el cuerpo está helado, casi tieso. En los días que son como hoy, días de diciembre, los del último tren del año, los de la vuelta a casa, los de la cuenta atrás… es inevitable echar un vistazo al ayer, rememorar cada momento, cada tren que perdí en el andén y los que, milagrosamente, me esperaron. Los diciembres de zumo de piña y olor a pintura, los viejos diciembres guardados en la memoria activando los mejores planes fallidos. Esos planes que fallaron precisamente, por eso, por ser planes. Los planes a full y de conciencia, los que quedaron maquetados en dossiers.
Y es aquí, cuando reaparece el recuerdo de la piel con piel, de la sonrisa antes de dormir, durante aquellas semanas previas al fin de año y los días de comienzo del siguiente. Los diciembres de agradecer y los del «todo se puede», como si no lo supiéramos.
Supongo que no soy la misma de aquellos diciembres, mi norte ya no requiere tener un sur, ahora ando descalza en medio de la helada y he dejado el zumo de piña, ya no pierdo los trenes a propósito ni me cuelo en ellos sin billete. La verdad es que el peso de las cosas no es el mismo. Y está bien. Supongo también que será la perspectiva del tiempo. La de la distancia y el no retorno, justo eso que nuestras manos no pueden manejar.
Curioso. Parece que el viento, además de fragancias, despacha nostalgias. Sigo aprendiendo, a pesar del pronóstico invernal.
Belén Vieyra Calderoni
belenvieyracalderoni.com
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Mi querida nostalgia, siempre fiel , grandioso texto!
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