Nunca saber
hasta dónde puedes llegar
hasta que, sin más,
te pierdes, te diluyes,
desapareces.
Te olvidas
de quién eres,
de qué eres,
de cómo eres;
de todo.
No ser consciente
de la pérdida,
de la derrota,
de la bandera
blanca.
Pues bien,
toca encontrarse,
ser musa
de uno mismo.
Siempre.
Pues bien,
a ser Penélope
y tejer,
mas sin espera.
Perenne.
Pues bien,
a ser titán
que entierre
sus propios
padres (males).
No aspiro a más,
sin peros.
No espero ahondar
más profundo
ni menos.
Te espero
otra vez
-para variar-
en mi entuerto,
en mi entierro.
Carlos Vera
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