Tiene por nombre mil guerras
guardadas en los anales de la historia.
Una bandera que por humanidad aferra.
Y habla por los ojos grises
del que tiene los labios cosidos a la sumisión.
Es el homicida. Asesino del hambre
que ahorcó al henchido en monedas de oro y cobre.
Ese es el precio que pusieron por mares de sangre
que desembocan en su conciencia desertora.
Tiene los apellidos de una mujer.
Violada por la masa social.
Victimizada y acusada de provocación.
Desterrada a la nada.
Y es la madre soltera de todo el que quedó huérfano
sin esperanza y a la deriva.
Es la que nutre al mendigo.
¿De sus senos? La justicia.
Que es ciega y calla sin otorgar.
Su espada defiende al mutilado.
Y en la balanza posa su peso a favor de quien no sabe de clases.
Que solo quiere vivir. Y hacerlo bien.
De todo aquel que despierta oprimido por el poder.
Tiene el corazón forrado de diamantes
con los que aguanta las embestidas de los perros guardianes
cuando a las calles sale a protestar.
Se agrupó en una sola voz. Al unísono protesta
porque es:
Bandera y madre soltera.
Mutilado y mendigo.
Ella es él. Y todos, a la vez.
El grito.
May Olivares
Blog de May
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