En esta playa, hay océano
y cuánto océano;
que avanza y retrocede,
que retrocede y retrocede,
que avanza si quiere;
como un ejército infinito
que es verde y marrón y blanco,
y que si duda, no es de su fuerza
ni de sus caballos de espuma;
duda por su enemigo
sentado en alguna piedra,
parado en la arena;
impávido, indefenso, diminuto.
Al océano le crece el pecho
escupiendo un pez al cielo,
tronando en un relámpago ocre,
de materia viva.
En el mar te veo te oigo te miro,
cuando recorro con los ojos
agua y arena, casi iguales,
salvo por las olas.

Deja una respuesta