Es curioso como en el sueño de verano
no permaneces
ni siquiera en el recuerdo del recuerdo.
El mar te ha robado las alas
se adueñó de tu color
y la mística ha comenzado a darme respuestas más allá de tus ojos
entre los versos y las páginas de esos libros que ya nadie abre.
Las letras del abecedario ya no llevan la inicial de ningún nombre
ni los números esconden fechas señaladas,
no tengo citas anotadas en la agenda,
he desistido de llevar el tiempo atado a mi muñeca,
sólo conservo una costumbre:
la gratitud,
y una manía:
el abrazo merecido.
Frente a la efímera inmensidad
recupero el abandono
e imagino un altar para todas las ruinas
que un día fuimos.
Solo tengo un deseo:
que afloren los bosques de las cenizas que nos ahogan.
Por tanto, solo tengo un deber:
plantar y esperar.
Es curioso lo sencillo que resulta
y lo complicado que lo hacemos:
el recuerdo del recuerdo que no fue.
Belén Vieyra Calderoni
belenvieyracalderoni.com
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