Suelta esas raíces que te duelen,
aunque vueles, ahí estarán.
Aprende a que la asfixia no te ciegue
y, aunque no lo consigas, no dejes de volverlo a intentar.
Que no suman más los retos cuando alcanzas el final.
Ya lo sabes, ¿verdad?
Niña desaliñada con pañuelos y trenzas rotas,
recuerda que lo lograrás.
Y…
Es que esas raíces me dieron vida,
acunaron mi llanto dormida
y lucharon por conseguir florecer.
Aunque también me cargaron
de miedos, prejuicios y rogaron
que el arte no fuera mi razón de ser.
Ahora valoro mi arraigo,
esa luz infinita, aunque a veces marchita,
y el coraje que estuvo siempre ahí.
Y aunque en mi viaje
me haya desprendido de equipaje,
te quiero
y te llevo siempre en mí.
Yamila Alvi
@yamila_alvi
Leer sus escritos
Muy interesante este poema, porque las raíces, que si bien nos nutren, también nos anclan al suelo. Enhorabuena.
Me gustaLe gusta a 1 persona