Dichosos los dueños de las cascadas de carcajadas
que empapan
mojan
contagian
los que ostentan sus patas de gallo
y sus bocas abiertas al júbilo.
Dichosos aquellos de andar ruidoso
que ingresan dando tumbos
se descalzan en el living
y corren a la par de los niños,
los que te toman de la mano por la calle
sin importarles quién mire,
los que sacan la panza y las penas.
Dichosos quienes aún creen en la magia.

Lourdes Muñoz
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