Cuando tiemblo,
es porque te veo.
Y al observarte
me pierdo en tus lunares,
que son cientos, miles.
Que no podría contarlos
porque me devorarían.
Y son como destellos,
como espadas, que se rasgan
o chocan o acarician o besan.
Cuando te veo y tiemblo,
siento una espada en la sien.

Deja una respuesta