la luz está aquí,
ha vuelto para darme una mano
con la oscuridad
que soy,
me pregunta por dónde empiezo,
como si fuese
personal de limpieza,
como si fuese un ama de casa,
yo le señalo, discretamente, al corazón,
vaya redundancia,
vaya cuarto desordenado,
de la razón, claro,
ni me animo a hablarle
para no bajarle más la moral,
ya que ella me llega siempre
con tantas ganas,
con tanto entusiasmo

c. a. campos
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