Afuera es otoño
y mi cuerpo se acomoda
al refugio que conforma
la calidez de tu piel.
El sol dibuja luces doradas en la almohada
y te doy la espalda
para simular la distancia
que deberán acortar tus abrazos.
Los días se resisten al frío
y me invitan a mates calentitos
con bizcochos recién horneados.
El aroma dulce de las hojas amarillas
que caen de los arboles
se me figura como ecos de tiempos pasados.
Afuera es otoño,
el tiempo pasa y podría
¿Por qué no? Ser invierno
o primavera,
no importa,
aquí adentro es verano.

Lourdes Muñoz
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