Al hojear mi diario encuentro páginas intactas.
No fue pereza,
esas hojas
pasaron en blanco.
Dejé morir su potencial infinito,
imperdonable sería
ocupar su espacio
con líneas vanas.
Salto en el calendario los días mediocres,
no cualquier vivencia es digna del papel.
La pulcra nada parece perfecta,
mis garabatos
no son excusa,
no me atrevo a perturbarla.
El bolígrafo pesa
esconde su tinta,
se guarda palabras mi boca prudente.
Quebrando puntas
se acaba el lápiz,
mis piernas tullidas prefieren la cama.
La perfección esconde cobardía,
ya no quiero engañarme
tengo miedo a vivir.
La línea del tiempo es indeleble,
corregir trazos
ensucia la memoria.
No sufro bloqueos creativos,
censuro mi habitar.
Mis horas vacías de acciones rebosan de sueños,
estrellas fugaces.
Ideas pasajeras se desvanecen antes de tocar la realidad,
perecen en su mundo imaginario.
De vez en cuando algún deseo escapa a mi renuencia,
sale de casa,
se materializa.
Escribe un texto más para mi diario,
se atreve a convertirse en obra.
Francisco R. Garcisán
@frgarcisan
Leer sus escritos
una hoja en blanco…la promesa de los versos aún no escritos…
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