Bienvenido al grupo de intolerantes a la vida.
Viudas y mendigos en su huida rutinaria.
Hemos llegado con hambre como el sida y la malaria.
Protestas oxidadas y actitudes radiactivas.
Me acosa la psicosis, aunque haga caso omiso.
El mirlo cae del nido, deprimido en el ocaso.
Ama la soledad; rechaza el conformismo.
Conoce las piedras que cortan el paso.
Tropezar está obsoleto y aún sostengo el clavo.
Mi faceta humana se la ha llevado el viento.
Aunque advierto me siento traidor tras su fracaso.
Hacer caso es un comando que se ha comido el tiempo.
Un frasco repleto de recuerdos.
Repueblo un campo yermo a base de cardos.
Caldo de ansiedad y actitud con huecos
que hierve en mi cuerpo y derrite mi tuétano.
Quise ser Pegaso, pero el paraíso no me pega en absoluto.
Hoy celebro el luto dejando impoluto el plato.
Me han subvencionado el pato; yo les rindo culto.
Exprimo mis bultos y lleno el papel de mocos.
Hoy mis párpados son las persianas de un orfanato
Mis labios un sanatorio donde repudio al tumulto.
Convierto mis órganos en obras de arte abstracto.
Y entrego mi ánima al sabio, sin ánimo de lucro.
Nunca un cielo pulcro pudo purgar más el fango
y taladrar el muro opaco de mi comportamiento rudo;
y deshacer el nudo; quitar el embudo de mi esófago.
El sarcófago saciado se complace al poder verme mudo.
Mas me ludo estrangulando mis pensamientos.
No me embriaga lo superfluo; experimento en otros mundos;
veo ranas peludas y unicornios en mi zona de aislamiento.
Verdades desnudas tras la fe de un ente impuro.
La cura muta cuando el pus supura como el sudor
y el humor del virus se regocija con mis llagas.
Le confieso mis pecados más salta el contestador
y en el ducado del dolor me educa como a una plaga.
Percibo su ternura maternal y esbozo una sonrisa.
El matrimonio con demonios nunca tuvo ceremonia.
La paranoia se cimenta sobre un patrimonio de cenizas.
Donde las cerillas se consumen y refuerzo la memoria.
Intuyo que no cesaré de sentir este extraño pésame.
Me expreso al universo porque es eterno cómplice.
Conoce los rincones de tu hogar como la élite
y los ratones abren paso a los recónditos horrores.
Establezco un nuevo punto de control en la moralidad
donde el pensamiento es libre y los principios se anteponen.
Respeto es la contraseña; os invito a participar en el clan de la humildad,
donde el can comparte lo que come.
Letras & Poesía 