Mi único talento:
estar sin ser
ser sin estar.
Ser siempre el peregrino, el que resbala sobre la superficie.
El que no llega.
Ser la impermanencia.
Ser siempre la brisa que pasó,
la ola que no deja rastro en las arenas,
la gota de lluvia que rueda como una lágrima sobre el cristal de una ventana cerrada.
Ser el canto del pájaro mudo,
ser el perfume de la flor muerta antes de la primavera.
Ser lo que pudo ser,
o lo que fue,
pero ya no importa que sea.

Roberto Garcés Marrero
@rgmar84
Leer sus escritos