Un gusano en el oído
ræpta el silencio no debido,
como el demonio de dictámenes futuros
cegado por sus presentes inciertos.
No se puede ver el accionar
de su gatillo
más allá del desliz
de los ojos,
cuyos párpados han caído
como caen los olores del moho.
En la intermitencia del contenido,
el contenedor se descubre de gravedad desprovisto.
Atrae el murmullo que expulsan los vacíos,
rechaza los bordes que lo confirman visto.
Una simbiosis en secretismo,
el nuevo pacto
y su estupor antiguo.
«No hay fragor en el laconismo».
Las pugnas son ahora
materia de lo escrito.

Marianela Garrido
@marianela.1l1
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