No porque arrugues el ceño
sucumbirá el mar,
ni lucirá el cielo otro color
distinto al del luto,
ni las estrellas
te dotarán de la voluntad
que no posees.
No porque la ira cierre tus puños
silenciarán su canto las cigarras,
ni perderán su rubor las amapolas,
ni secarán los árboles sus frutos.
Pero los niños, oh,
si te vieran los niños,
podrían dejar de ser eso,
solo niños.

Laura Carrillo Palacios
@laia_bonheur
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