Claro que los años no pueden saber quiénes somos,
Claro que nos desconocen de los dedos a los codos,
Pero más allá de nuestros corazones austeros,
Sus quimeras auguran nuestros besos.
La sombra de tu espectro quisiera ser mía,
Y mis constelaciones añoran tus elegías.
Eres mis prístinos instantes de lucidez,
Yo soy la tierra bajo tus pies.
Que no nos perciba nadie, ni nosotros,
Porque entonces alertaríamos a los fantasmas,
Únicos que conocen el engaño que somos.
Que sigamos siendo un sueño,
Que la incertidumbre también sea nuestra calma,
Que no me pierda si te encuentro.
Carolina Palacio Ramírez
@carolinapalacioramirez
Leer sus escritos