Esto es lo que soy:
tierra seca, paisaje espinoso,
piel-corteza dura y huraña.
Entre los pozos de mi espalda
me habitan cuises que huyen despavoridos
cuando los hombres vienen a toparme los campos,
a talarme los árbol-sueños,
a explotarme la tierra.
Mis manos se desarman en granos,
a veces lloro algodón
y el sudor que derraman mis peones
bajo el sol o el frío o la sequía,
o las lágrimas que no sueltan
al extrañar la casa,
los perros, los hijos.
Mi cuerpo apenas tiene carne
porque hace mucho que no come justicia,
y está hambriento;
es más hueso, polvo y memoria.
Es cuero abrasado por el sol
de todas las siestas que salía
a chusmear con las iguanas
y volvía empachado de monte
con los pies llenos de tierra
y el alma llena de espinas.
En la espesura de mi melena se esconde la noche,
en su aspereza me habitan todos los espantos.
Me aúllan en los oídos todos los cucos
y entre los matorrales de mi cuerpo,
laxo y agreste,
se me desvela un kakuy machándose en pena
sin consuelo que remedie su corazón endiablado.

Andrés Torres Acuña
@andy.acunha
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