Perder el entretenimiento
de la asociación de palabras,
y negarle así al sentimiento
un antaño anhelado.
Que la poesía es un juego de espejos
y la multiplicación de la evocación permite
la transmisión de una frecuencia,
(escuchada por)
los oídos que dejan de ser humanos
para transmutarse en caracolas y tambores.
Escribir de la Vida y la Muerte,
como si las raíces fueran anclas de mamíferos
en sus extremidades ingrávidos;
y los huesos,
armazón de invertebrados ucrónicos.
Insolencia e irracionalidad,
un absurdo desplegado
sobre la consciencia del quiasmo;
cual viaje que confunde
cada uno de sus pasos.
Las preguntas se oponen a la certeza,
como una picazón entre pliegues
(escondida)
que la lengua alivia cuando recompone
al alma que se reconstituye.
Al proceso solo le sirve
como bandera el tiempo.
El fin solo se apuesta
cuando consume su rostro.
Pero las máscaras son apariencias
de experimentación simbólica;
se figura una fórmula:
se entrama el verso
desde el consuelo de un verbo.

Marianela Garrido
@marianela.1l1
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