Dos vocaciones

Hay una llamada a la paz y una llamada al fuego.
Oigo, sí,
a aquellos simbiontes que esculpen el espíritu,
que exigen la moral, el éxtasis, el amor, el silencio.

:

Quiero ser llama brava, libre, inmensa, voraz. Quiero ver el tiempo siendo pasto de mi deseo, de mis ilusiones y mi esperanza; verlo todo, tocarlo todo, conocer y transformar, ser una presencia grande en medio de todas estas presencias; abrirme entero, fundirme en el otro en entrega auténtica y no sentir miedo, abolir los muros que nos separan. Quiero correr, experimentar el significado de la juventud y no agotarlo, sino renovar siempre los sentidos, resistir al hastío y al jorobarse del cuerpo. Exprimir todas las fuerzas que aún germinan es un mandato inapelable que percibo en forma de ímpetu y de carencia.

//

Espero quietud, orden y soledad en las largas mañanas imperturbables. Contemplo las manos vacías, la ausencia, inmerso en un reposo sin fondo. Espero el silencio cálido: yo aquí y el mundo allí, como una cosa lejana que observo curioso y vulnerable.

Fernando Benito F. de la Cigoña
Leer sus escritos

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Búsqueda avanzada

Entradas relacionadas