Mordé, con dientes de pétalos,
la noche como una burbuja.
La noche como una esfera,
que se quiebra cuando reís.
Amor mío, el mar
es azucarado y solemne.
El mar es un perro,
al que le sobran cicatrices.
Al cielo le sobra tanto oscuro,
que se parece a tu pelo;
que se parece a mí, ahora,
que no te tengo.
Tus sonrisas, cuando las pienso,
no alcanzan a abrigarme.

Deja una respuesta