Pasos con zapatos de cristal
por callejuelas desiertas
de corazones atribulados
y prisas engalanadas
de costumbre.
Sigilo,
voces huérfanas de melodías,
yermo caudal de sensaciones
el que se abalanza
al volver la esquina
de la melancolía.
Aún es tiempo de volver,
de recuperar la esencia descuidada
mientras miraba al espejo
de los días que pasan
sin más.
Incluso sería posible
enmarcar nuestra fotografía
en un lienzo nuevo,
con color anaranjado en las esquinas,
como aquella tarde de invierno
junto a la plaza del agua cristalina.
Dejar de lado
aquella aventura
que detenía esperanzas
enredadas en la fusión
de soliloquios inventados,
y ser presa de amarte
sin usar lenguaje
que nos lleve
a recuerdos desdichados.
Porque hoy
podemos pintar de luz
la ignorancia de aquel espacio
en el que nos encerramos
para respirar
sentimientos contaminados
de individualidad.
Y será posible pasear
bajo las llamas de cristal
en nuestros pies,
y cruzar ese infinito
que aguarda tras la puerta
de la inseguridad.
Pasos con zapatos de esparto,
desnudos al aire que bordea
un pacto inédito
firmado a sangre y cielo,
sellado entre miradas
que retornan a ser
escultura de complicidad.

Óscar Quiroga
@quirogautor
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