Acaso vienes vestido de sortilegio egipcio
y me hablas de Akhenatón
o de Nefertiti.
Acaso surges de la voz de una cantante celta:
nueva Afrodita andrógina,
naciendo de una espuma de agudos
que sobrenada un mar de violines.
Acaso esta tinta rojiza te desangra
y tu cuerpo anémico se disuelve
en fuegos fatuos.
Acaso este frío me rapta,
me cerca de escarcha
y tus manos no son lo suficientemente tibias.
Acaso no eres fuerte.
Acaso mis ojos, acostumbrados al sol,
no logran distinguir tu pálida llama.
Acaso naciste cien años antes y tus versos llegan tarde,
inútiles,
como los míos,
como todos.

Roberto Garcés Marrero
@rgmar84
Leer sus escritos
Deja una respuesta