Cuando tus ojos cruzan mi umbral,
y los míos te atraviesan entera;
y las pupilas invisiblemente alargadas
se atacan, esgrimen y esquivan,
evocamos un brote equidistándonos.
Brote doble, de dos hojas
o ramas o cotiledones,
que abrazan, en cada encuentro
lo que puede ser
y lo que nunca tendremos.

Deja una respuesta