Delicadas almohadillas que envejecen de cansancio
extraviando sus huellas sobre la piel que acarician.
Se expanden en el universo oscuro de unos ojos en duelo
sensibles a la temperatura ardiente
temerosas a la gélida roca.
Cuando se funden con otras se vuelven caprichosas
provocativas en la intimidad
son los salvavidas de una boca en agonía.
Un golpe valiente las corrompe
obligando a sus nudillos infantiles a rendirse
sin doblegarse se protegen haciéndose más fuertes
dominadas por un poder que enternece
y que oculta su naturaleza trepidante.
Se consuelan la una con la otra
placer que se desborda en caricias temerosas
enemigas prestas para alcanzar al objeto deseado.
Ellas son y serán
mis manos de secretos inocultables
llenas hoy y siempre de cicatrices
e innumerables batallas domésticas.
Kervin Briceño Álvarez
@prisonerofideas
Leer sus escritos