¡Quién te viera, luna negra,
desfilando entre las algas
que del pozo dieron greña
al sanar la noche amarga!
¡Quién te quiso y quién te quiera!
Más que aquel peón sin nombre,
sin perdón, ante el reproche
caprichoso de su reina…
¿Qué hiciste, compañera
del lucero y de la niebla,
del sombrío navegante
que al buscarte, tragó arena?
¿Qué quedó de aquel errante,
que te vio y no te recuerda?



Deja un comentario