El miedo
no tiene ojos para ver
ni manos para ahorcar
pero te encuentra
una y otra vez
sin buscarte.
A veces
se deja ver demasiado
muestra las cadenas
que me impiden avanzar
y me lleva al rincón
de la penitencia
En la esquina
le grito a las paredes
que ya estoy harta
de dormir a la sombra
de la vergüenza
de castigos invisibles
que cortan en pedazos
la gaviota que me habita.
Grito
pero sigo temblando.
A veces
lo miro soberbia
y empuño la osadía
como antídoto:
Él también puede
morir en un vaso
como todos nosotros.
Y vivo
pero sigo temiendo.

Coti Molina
@cotimolgo
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