Cuando he escrito sobre árboles viejos he sentido el rojo vacío de un vidrio incrustándome la piel. A veces, también, un insecto amarillo caminando por mi brazo, aludiendo su camino por un tronco inexistente ya. Y río, río en profundo silencio cuando empieza a atardecer.
A veces se mueven mis hojas discretamente.
Cada tarde desperdiciada, me grita la piel. Cada tarde perdida en el tiempo. ¿Podrán oler tocar mirar palpar una tarde los árboles? ¿O son como nosotros los transeúntes que nos hendimos en el follaje eterno de las distracciones? Cada horizonte violeta nos hinca en la emoción, me grita la piel. ¿Los árboles ríen aún? Yo recuerdo haber estado alguna vez bajo el oscuro espesor de un jacarandá y asustarme de mi soledad. Reírme de mi soledad. Pero entiéndeme: estaba rodeada de lo vespertino y mucho pasto seco.
Soy un árbol cansado últimamente.
De ellos palpita un dolor hermoso, y cuando se enfrían las hojas, exploradoras, yo me recuesto en este cemento y espero a que anochezca por fin, a conjugarme con la oscuridad verduzca. Ya no sé cómo decirles que lo acepten: su condición no les permite desprenderse de un recuerdo sin saber por qué quieren llorar cuando ya es oscuro. Tal vez confunden ronroneos de escarabajos que descansan en sus pieles y les remite a alguna caricia. Yo sí lloro. ¿Recordarán ellos cuando entrelazamos tantas veces sus pieles de otoñal matiz con mi corteza incrustada de rojo vacío?
Me miran, lo sé, pero no me entienden.
Me entienden, lo sé, pero no saben qué soy.
Unas raíces escalan por los cuerpos. A veces asfixian, pero más lo hace el tiempo cuando se detiene en el atardecer. Me veo rodeada de árboles que sollozan porque no entienden el paso del color, el paso del viento. -Ya llegaste- y yo me recuesto en este cemento y espero a que anochezca por fin. ¿La noche acariciará nuestros pelos revueltos ya? ¿O tendremos que seguir esperando, muertos de frío, su tranquilizante voz de antaño? A lo lejos oímos renacuajos adormeciéndose. Yo solo lloro, o tal vez, río de mi soledad.
(Yo
solo
lloro
o tal vez
río
de mi soledad).

Andrea Crigna
@ukis_crigna
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