Arráncame la carne,
despréndeme la corteza;
el aroma de mi piel te ofrece un té de canela,
candela para aliviar el frío que te abraza.
Adorna con mi flor tu pelo.
Mi deseo siempre verde se entrega a tus fantasías.
Despójame de ramas hasta saciar tu antojo.
Si mi especia te resulta deliciosa:
hierve viva su madera,
exponla al fuego desnuda,
prepara una infusión caliente
para la sed constante de mi compañía.

Francisco R. Garcisán
@frgarcisan
Leer sus escritos
Deja una respuesta