No puedo encerrarme en la acera,
alejarme de la gente,
secarme de los abrazos
y dejar de empatizar con mis hermanos.
No puedo aplaudir a la nada,
no puedo dejar de vivir
por una amenaza invisible.
No puedo obedecer a la obediencia
y echarme al lenguaje de las mentiras.
No puedo esperar mil años
a que el mundo se reponga
porque mi vida se quema esperando.
Me enfrento sin armas a una batalla en los rincones
en las casas,
en los telediarios.
No puedo luchar,
no tengo alma ni corazón.
No puedo ganar,
no tengo pelea con la que vencer.
No puedo seguir
porque no puedo salir.
Estoy parada,
detenida en el tiempo,
pero la arena sigue cayendo
en una fosa de plata.
La vida sigue saliendo
y yo,
yo permanezco encerrada.

Elisenda Romano
@elisenda.romano
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