Llegaron.
Ya llegaron
las tenebrosas noches de otoño.
El verano casi ha fenecido,
caía el sol
y
su deslumbrante luz,
nublante durmiente
en el ocaso
hallado en los míos.
Amanece el otoño
y
el descenso de las hojas
deshabitando un hogar
al que no dirá
hasta mañana.
Es octubre,
y colorea
la árida y abstracta
piel
de una ciudad
sin vuelos luminosos.
Me escondo
entre
las alas de Peter Pan
y
su bosque de hadas.
Transcurrió septiembre,
fragmentado un verano accidentado.
Mis cartas de amor,
escritas a los labios
de quién ni pronunció adiós.
El viento corre.
Comienza noviembre.
A trescientos mil metros
percibo
el latir de su corazón,
el mío, dejó de hacerlo,
enmudeció
en el último silencio,
murió al verte
contemplando otros ojos.

Jorge Insurrección
@jorge_insurreccion
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