El arte es el segundo estremecimiento,
la exaltación de un suspiro.
Los ojos tan abiertos
han visto lo que se oculta
tras el espejo:
la pasión desbordada
del río que se contempla
reflejo de árboles circunspectos.
Va y corre en su intento
de romper el predicamento que,
una sola persona
y los muchos nombres,
provocan en su plano;
hasta recoger el fondo
con el tierno roce de pinceles que acogen
en sus pestañas surrealistas
a los niños a los que les sobra ternura
y asombros tardíos.
Las historias paralelas traicionan las reglas
y colisionan en el génesis de un verbo:
amar
sin acortar sujetos ni objetos
amar
lo que distiende al momento.
La suerte corre del lado
presente en picaduras de mosquito.
Tal vez la buena suerte
es solo sangre que corre
en las venas que este latir recorre.
Permuto en verso del poema
que figura como poeta
al arte en su materia:
la distancia de sus centímetros
perpetuados en gramos de soslayo
que han abarcado todas las dimensiones
para la magnitud del instante,
en el que se descubre a la poesía
no en la hoja plena de letras
ni en los escritores
y plumas en las venas.
Es el roce,
mi intención
de recuperar el sonido,
tu respiración
que no olvido el aroma
del calor
que se desprende del segundo
de tu aparición
en el que supe que el sentir
es la naturaleza en su eufonía.

Marianela Garrido
@marianela.1l1
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