1 minuto

Noche estrellada

Puedo intuir el esbozo
de una sonrisa perdida
bajo aquel cielo estrellado de diciembre.
Puedo percibir tu pelo
y lo asombrosamente alborotado
que amanecía tras una noche
en la que hasta mis poros gritaban de amor.
Tu pelo,
siempre tan enmarañado con mis dedos.
Creo escuchar el ruego de mis deseos
deshojando una a una las estrellas
para implorar una noche eterna,
eterna y etérea,
intensa y sincera,
como sincera se confesaba tu boca
entre mis piernas.
Y aún me parece oler
el aroma de tu ropa sobre el suelo
y tus labios sobre mi cuello
y esa excitación torpe e inocente
que provocaba destellos
e incendiaba nuestra cama.
Y hoy miro al cielo
pigmentado de radiante luz plateada
para darle las gracias,
porque aunque ya no te encuentre
entre mis sábanas
y los años hayan apagado el fuego
que un día prendimos,
aún puedo sentir la brisa
de aquella noche invernal
a través de mi ventana
y revivirla entera.
Ya ves,
¿Quién nos iba a decir
que las estrellas conceden deseos?
Aquella noche
sí resultó ser eterna.

Alba Guillén
@_albaguillen
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