Perdí:
una caída interminable.
El risco pronunciado
a otros ha de espantar
(pero no a mí).
Perdí
todos mis juguetes
todos mis amigos.
Me encerré en la insistencia
de querer seguir siendo yo
Perdí.
Un mundo no sabe jugar a la oca,
y yo no sé jugar a él
(si es que no estoy ganando).
Perdí.
Todas las victorias significan fichas
tan melancólicamente falsas como un lego
¿Y ahora debo perderme a mí?
Elegí el sufrimiento en lugar de la verdad.
No me obligues a perder-me,
no quiero saber de caminos
que nos llevan a dejar de ser
••• para convertirnos en.
Yo, el niño
Una vez devorado,
Madre me tragó también
¿Y ahora quieres comerme tú?
No voy a perder esta vez.
La montaña me llama
y subo sin-fin(es).
Escucho tu voz y no me vuelvo
¿Quién eres tú, el que pretende usar mi nombre?
Has robado mi imaginación y ahora
me castigas.
Las cuevas abren sus fauces e intento correr
(No quiero morir de nuevo,
no he perdonado a mis padres
y tampoco te perdonaré a ti).
Engullido,
la calma me alcanza.
El viaje fue hacia adentro.
Tú me miras y nos vemos,
vez primera eres siempre tú.
Perdí, lo siento.
No supe ganar a la escondida.
No supe cómo dividir en dos cifras.
No supe cómo ser el niño prodigio.
Abajo la llanura nos aguarda,
afuera tú ya eres grande y fuerte.
Sabremos andar los caminos
(si todavía quieres
llevarme). Tú podrás detener
la noche, montar nuestro
refugio, hacer el fuego.
Yo contaré mal las estrellas,
seguiré sorbiendo nuestro jugo favorito,
replicaré el trinar de los pájaros.
Y cuando vengan por nosotros
y no puedas ahuyentarlos,
no temas.
Pues yo nunca
supe jugar a las escondidas
¿Recuerdas?
Y también sé pararme por ti.

Estefanía Páez Jiménez
@estefaniapaezj
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