poesia sobre soledad ausencia

Amor verde

Estoy sobre una alfombra verde;
se aproxima una nube oscura: es un pensamiento.
EL PENSAMIENTO: Estás en soledad.
LA VOZ: No tengo a nadie al lado.
Nadie es su nombre, ¡cómo amo a nadie!
Mi cuerpo sin cabeza se levanta;
la cabeza sigue recostada en la hierba.
Toman impulso, ¡sin consultarme!, los dos brazos
y en un ademán ridículo y penoso,
se enganchan a la encina, a la dura encina,
el torso de tronco tan distinto y tan igual a mí.
¡Pero se desvanece! Qué ausencia tan rebosante…
EL PENSAMIENTO: Deseas una quimera,
no hay compenetración con la quimera,
la quimera no existe, y cuanto menos existe tu quimera,
más se distancia ese otro en el horizonte
cuya tormenta te parece hermosa.
LA VOZ: Es ese que veo y a quien quiero
los espectros de mi infancia junto al inaprensible trauma.
Soy yo mirándome con mi cara.
Me azota y reconozco mis dedos.
Me besa, y desconozco su lengua.
No puedo hundir más el culo
en esta fangosa tierra que me
acuesta.
He sentido esotro, a tientas.

esotro: lo ignoto que hace de mí pedazos…
lo insólito… ni fatiga ni cansancio.

Y tal vez cuando el interlunio voraginoso,
por tu ausencia,
con un murmurio estridente, me repita
que no pretenda amar, sin amarme,
se desprenderán las culpas que me atañen,
al no poder encontrar mis respuestas.

En redor hay sinfines de memorias
que se desdibujan una a otra, ya confusas.
Quiero estar conmigo a solas,
evocar pasiones desmedidas
de cuando no se me despintaba lo que sentía,
de cuando la incertidumbre y la ansiedad
apenas me susurraban, sin pasarse de palpables.
Quiero estar donde no estés,
solo quiero estar con recuerdos tuyos.
Al estar contigo ya no nos encuentro.

EL PENSAMIENTO: Ya estás entre los subterráneos de la inseguridad,
la autolesión y el desencanto.
[No hay palabra que me comprenda]
Vístete con otros ojos,
lo que tanto amaste llegó a odiarte.
Disculpa, por no habértelo dicho antes.
Quédate como eras, donde estabas,
te retendré donde perteneces.
Creamos una conexión ahora indeseable.
Date cuenta de que no quieres
sino a la ilusión que de mí tienes.
No pretendas amar a quien no se ama.
No pretendas querer a quien te daña.
Déjame en las memorias:
es más fácil amar a quien no cambia.
Si así no lo quieres,
¿por qué no me dejas y te marchas?
Recuerda,
puedes llevarme siempre contigo,
y ahí seguiré siendo quien siempre te quiso.
Prométeme que, adonde vayamos,
seremos siempre, siempre, quienes fuimos.

Estoy sobre el pecho de una pradera,
y se acerca, en lo que parece una lagartija,
el aliento.
EL ALIENTO: Aparta con decisión a la hiriente encina,
al tronco grueso, ¡a la impenetrable piel que te abandona
y nunca se te ofrece!
Nunca más allá de su necesidad e instinto.
MI VOZ: Yo quiero ser libre,
quiero cuidarme esta carne que sangra
y esta garganta que grita.
En los lomos de las hojas
respiro el aire, y ocupa las grietas
y los huecos sin desbordar,
sin vaciarme.

2 respuestas a “Amor verde”

  1. Al estar contigo ya no nos encuentro… Eso es sublime.

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  2. […] para el colectivo Letras & Poesía. De aquí salieron ideas y otros versos para el poema Amor verde.Marzo de […]

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