El Vedado, La Habana, 15 de enero de 2023
Estimada Giselle:
Me llenó de alegría su carta, breve pero concisa y, sobre todo, algo difícil de encontrar en estos días: sincera. En medio de esta casa que alberga tantos recuerdos y apunta más al pasado que al futuro y apenas se preocupa por el presente, noticias, de un sueño a querer cumplir, hacen tan bien a los ojos como un colirio. Agradezco enormemente su devoción por mis letras, algunas ya olvidadas por mí, como las emociones que las engendraron. Igualmente me emociona saber que muchas de ellas no quedaron en el olvido, por más que el país haya intentado borrarme de su historia por algunas décadas.
Estimada, no podría responder a sus preguntas sin antes aclararle que no soy una mujer de respuestas. He vivido mi vida suspendida en interrogantes que solo mi experiencia, aciertos y desaciertos, han ido dilucidando con el único fin de someterme a un escrutinio de mis aptitudes. Cada nuevo descubrimiento me ha llevado a una nueva, quizás más intrincada pregunta. Por ende, con natural resignación, le comento que no responderé a sus interrogantes. Sin embargo, sí puedo con todo el placer del mundo, compartirle mis descubrimientos, muy míos y quizás universales, pero míos y de nadie más. Con esto le insto a redireccionar sus propósitos y enfocarse en encontrar caminos que le lleven a conclusiones que le hagan convivir con usted misma más armoniosamente.
Primeramente, le sugiero que se acostumbre a usted. Reconózcase en sus cosas y en sus palabras. No tome frases prestadas que vayan en contradicción con su personalidad. Examínese una y otra vez conviviendo con las ideas que le han sido impuestas por la sociedad y pregúntese si es así como realmente usted piensa. Pregúntese y respóndase.
Las siguientes recomendaciones son más mundanas, pero igualmente han alivianado mi tránsito por los días. Admire la luz, escuche el agua, y converse con el entorno. No se diluya en el ruido que choca y se va con las sombras. Hágase parte del devenir de la vida. Cree una rutina, la disciplina le será de bien a largo plazo. No sea meramente un ser sensual, sino alguien en dominio de su tiempo, antes que él tome control de usted. Lea mucho, con la voracidad de un animal salvaje. No menosprecie ningún texto que le choque con los ojos, se sorprenderá al descubrir que sus ideas no son tan originales y ya alguien las concibió. Duerma bien, a oscuras, ocho horas al menos. Enserene la mente para realizar el oficio de la escritura. Observe todo y tome notas. Lo olvidará. Olvidará las manos entrelazadas en el parque y los niños corriendo. Que su hábito de tomar notas mientras las gentes pasan le acompañe siempre.
Con estos simples, pero, espero, útiles consejos le dejo en su compañía.
Atentamente,
Dulce María Loynaz

Giselle LF
@glf.writes
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