En el abrazo cálido de los colores fríos,
donde se oculta un espectador azul,
nos guarecemos bajo el amor enflorecido,
escapando un melancólico ruido.
En el crepúsculo de los botones amarillos,
cuando solo la ficción vence a la ficción,
se oye un arrullo cándido tras el suspiro
que rozamos entre nuestros tonos vivos.
En todo pincelazo encarnecido,
y en cada brasa umbrátil del sol,
un ave revolotea con un cántico enardecido,
presa del calor, alborotando lo variopinto.
Inspirado en Le Bouquet des amoureux sur fond bleu
de Marc Chagall, 1965.


Pablo Alejos Flores
@pabloalejosflo
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Marianela Garrido
@marianela.1l1
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