Si la comida no nos gusta, no abrimos la boca: no la comemos. Si el olor desagrada, respiramos por la boca: no lo olemos. Si la vista desquicia, cerramos los ojos: no vemos. Si tocar no queremos: alejamos las manos, cerramos los puños… Simplemente nos vamos. Pero si escuchar tonterías no deseamos: ¡No podemos cerrar las orejas! Craso error de la naturaleza. Somos desgraciados.

Alex Arana
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