Una vez más
he salido del nido.
Del nido sólo mío,
que está hecho
de fuego, nervio y letra.
Del nido que algún día,
quizá sea tuyo. Nuestro.
Y brotarán entonces
de la pared, piso y techo
tus ojos y manos;
tu pelo,
que es campo
y noche,
en la Patagonia.
Una vez más
he salido del nido.
Y no vi en el camino
animal planta o materia,
que ría o brille, como vos.
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