Vesperal

I
Ciertos puñados de horas
abarcan la vida entera
como yo cuando hago cuenco
las manos en el mar
y me digo que le tengo
de algún modo.

Aquí se me encontrará despierta
pero sin vida
arropando a mis recuerdos tristes
con palabras siempre pocas
sabiendo lo que sé cuando ya es tarde
y no hay nada que hacer para salvarnos
de un olvido peor que otros olvidos.

Este cierto puñado de horas
abarca cierta vida entera
como yo cuando hago ovillo
mi ser dentro del tiempo
y me digo que no
puede tocarme.

Esta noche tan lenta
me sonríe
como si nadie más la viera irse
y yo le lloro
como si fuera la primera vez que octubre se termina.

II
Se van las horas últimas de octubre
como el polvo de mis huesos se irá:
ya se habrá estado yendo durante toda una vida
cuando se vaya.

No he entendido jamás nada del tiempo.

¿Y estas grietas
que avanzan por mi sombra
desde dónde comienzan?
¿Desde qué vida mía
me vengo arrastrando
como amanecer a medias?
Cierro los ojos
por la primera de las últimas veces;
hay algo que duele tanto
que parece que duele desde siempre
y que flota sin nombre
entre el instante y la piel.

¿Qué costuras
me levantan la boca
para sonreír?
Hoy mis ojos se saben de otro cuerpo
del verdadero, del que llora
allá debajo de la mueca que llevo por sonrisa.
Es una gravedad quebrada
la que me sujeta a la tierra;
hace siglos que me fui
y que no he vuelto.

       Mis recuerdos tristes, ya arropados,
       no se duermen.

III

¿Acaso ya es aquí
como una tumba,
este sitio que no visito,
este tiempo que tira de mis huesos hacia el rincón en que descansa?
            Octubre se ha esfumado y me ha dolido
            como si fuese mi cuerpo sabiéndose arrancado del alma
            me ha dolido como si fuese el último otoño que veré.

(Érase una vez
solo una vez
octubre)

emma calderón escritora poeta

Emma Calderón
@emmaland_m
Leer sus escritos

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Búsqueda avanzada

Entradas relacionadas