En tu boca, una multitud de sabores cantan en canon,
como si salivaras Becherovka,
pero hay tanta súplica en tu beso que me robas las ganas.
Ofréceme las lágrimas que corren por tus venas,
compagínalas con mi olor a sargazos.
Sé ordinario, como las buganvilias,
emborráchate con el sudor de mis axilas,
disuelve nuestros cerebros en el agua regia del deseo.
Deséame, ma non troppo,
anhélame, con calma.
Deja que el silencio espese y especie
este momento.
Con tus ansias
escribe en mi piel un bolero,
pero aún no me lo cantes.

Roberto Garcés Marrero
@rgmar84
Leer sus escritos


Replica a Anónimo Cancelar la respuesta