La belleza es una pequeña muerte

Tengo los ojos de agua y la mirada encontrada en una pequeña isla del Mediterráneo. Me deslizo de Este a Oeste bañando de noche cada región del mundo y no me voy hasta tener el vientre seco de dar tanta luz. Mi espíritu nunca se seca porque se alimenta del aullido de los lobos, del baile de las olas y de los cánticos de las almas místicas. Aunque no esté permitido, esta noche me detengo un poco más de la cuenta en el punto más oriental de la península ibérica. Cubro con mi silueta de queso pinos, encinas y acebuches y contemplo cómo sus hojas verdes se vuelven perladas. En sus lechos cálidos se revuelven conejos, martas y lechuzas. Sea porque los despierto, sea porque los sorprendo tan alegre y luminosa, se agitan intranquilos. Se sienten acorralados ante el poder de la luna llena.

Permanezco suspendida en esta isla porque una escena atrae mi atención de manera irremediable. Observo a un hombre y a una mujer. A simple vista, parecen vulgares. Dos cuerpos viejitos que, en poco tiempo, se entregarán a la tierra. Pero tienen algo que detiene el curso de mi estela nocturna. Algo que destaca en su presencia calma y colmada. No buscan nada. Parece que acaban de encontrarlo todo. Son seres bellos, así, tan cerca el uno del otro. Plateados y quebradizos bajo la luz que irradio. ¡Tan cerca y a la vez tan lejos! El tiempo los separa y los acerca de maneras que no alcanzan a comprender. Son seres bellos, así, al amparo de este fulgor que luce nácar solo para ellos.

Si la belleza es una pequeña muerte, la muerte es una gran belleza. Como la que ahora me fascina cuando esta mujer blanca y arrugada respira su último aliento. Parece estar tranquila porque el hombre está a su lado. Va a morir justo en el instante en el que él la contempla como si nunca antes hubiera mirado a nadie. Se apaga una historia más de un amor triste y longevo. Tan pequeño para el mundo que solo cabe en el universo entero. A la mujer no le apena la despedida. Se va porque ya no espera. Se va porque ya no necesita. Se va porque conmigo va a encontrar el calor que la vida nunca le ha podido ofrecer.

laura carrillo palacios autora escritora

Laura Carrillo Palacios
@laia_bonheur
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